Tomar la temperatura para acceder a un establecimiento público es una perfecta gilipollez, entre otras cosas

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 “Las restricciones de derechos tienen que ser idóneas, necesarias y proporcionales. Si tomar la fiebre no detecta que alguien tiene el virus, y resulta que un enfermo puede estar contagiando el virus sin tener síntomas visibles, entonces la prueba no solo no es eficaz, sino que puede ser contraproducente por crear una falsa sensación de seguridad

Definición RAE de «gilipollez» según el Diccionario de la lengua española: Dicho o hecho propios de un gilipollas.

Definición RAE de «gilipollas» según el Diccionario de la lengua española: Necio o estúpido.

Lo primero y más importante es, que desde siempre,  cuando uno tiene fiebre sufre un malestar general  que lo único que le pide el cuerpo es meterse en la cama, tomarse un paracetamol y pasarla lo más rápido posible. De lo que menos ganas tiene el sujeto con fiebre es de andar de compras, salir a cenar a un restaurante o tomarse unas cañas.

Tomar la temperatura en establecimientos públicos, como hacen los chinos para “detectar posibles casos de covid”, no quiere decir que todos los demás les imitemos como perfectos “gilipollas”, a no ser que lo que pretendamos sea otro tipo de control.

Cuando le tomamos la temperatura a un cliente para que acceda a un establecimiento público  nos encontramos ante un criterio no evidenciado científicamente. Hay múltiples causas que pueden producir el aumento de la temperatura corporal de una persona. Por ejemplo, una gripe o catarro normal, la regla en una mujer (la temperatura aumenta medio grado después de la ovulación), las  personas con temperaturas por lo normal altas…” Lo mismo puede decirse de las leucemias y del mieloma. Otras neoplasias pueden expresarse como primer y único síntoma con hipertermia. Es el caso del cáncer de colon en todas sus localizaciones. También las neoplasias del hígado y del riñón suelen expresarse de esta forma”. Son tantas y tan diversas que enfocarlas  al Covid 19 es una enorme “gilipollez”.

Pongamos el caso que en un establecimiento entran diez personas. De ellas una con gripe normal  y dos mujeres con una regla intensa, llámalo x. Los siete restantes tienen el /la Covid 19 pero son asintomáticos: ni temperatura alta, ni tos, ni fatiga (son los que más marcha tienen).  Por esta regla de tres, los tres primeros –valga la redundancia- se quedan en la calle mientras el resto a disfrutar y contagiar a los demás clientes. Medida muy efectiva.

A todo esta situación hay que añadir que las mediciones de temperatura  no pueden realizarse por cualquier gestor de un lugar público simplemente porque crea que es lo mejor para sus clientes o usuarios. Este protocolo debe realizarse por personal cualificado, aparte de  utilizar equipos homologados para dicha finalidad.

Por último, y no menos importante, está  en riesgo “ la privacidad» de los clientes.  ¿Quién garantiza que esos datos no serán utilizados para otros fines?  En Gran Bretaña los fumadores son marginados como pacientes por consumir un producto que aporta inmensos benéficos fiscales a las arcas del estado. Muere muchísima más gente por los efectos del tabaco que por el Covid 19 pero en los estancos ni se les ocurre tomarte la temperatura ni preguntarte si eres positivo, negativo, asintomático, postraumático.

Como siempre al final lo que cuenta es la responsabilidad personal y no estas medidas, que lo único que pretenden es un paripé o corroborar los límites de la libertad que muchos gobiernos tratan de instaurar para el gran hermano que nos espera.