Fotografía: La Belleza del Azar

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Lo cierto es que cuando haces clip en el disparador tus propósitos, ya pensados tiempo atrás, no solo se limitan al convencionalismo del disparo. La instantánea pude surgir en la película- hoy llamada pixel- con una intuición innata del universo de inquietudes que te rodean desde el primer momento de decisión ante una fotografía “no formal”.

El desencuadre, el azar, el accidente,..Liberar a la cámara, y de paso tu visión ante una imagen creada simultáneamente en tu cerebro milésimas de segundo antes.

Romper el modelo formal de la fotografía para alcanzar imágines límites. Es posible que esas fotografías que surgen del azar, de lo inesperado, sean las más complicadas de realizar. No son producto de una técnica, ni tan siquiera de una formación académica.

En los tiempos actuales donde se realizan millones de fotografías todos los días gracias a esos dispositivos móviles la fotografía se ha convertido en otra cosa. Hay demasiado desvarío, muy poca luz que nos descubra un solo sentimiento- la fotografía puede ser muy fría- que salga de nuestro entorno. Puede ser la muerte de algo que llego a considerarse como “arte” por su lucidez y que poco a poco se está convirtiendo en una visión muy simplista de la vida.

Henri Cartier-Bresson, uno de los grandes de la instantánea, solo trabajaba con una Leica -un solo objetivo- de manera completamente manual. La herencia de sus fotografías difícilmente será superada en ningún tiempo venidero. “La fotografía es como un beso suave” eran sus palabras para definir las imágenes que captaba. Posiblemente cualquiera de nosotros no seriamos capaces de realizar nunca una fotografía tan real como las suyas. Y aquí está la gran pregunta, ¿para qué sirven las miles de fotografías que realizamos todos los días si apenas trascienden históricamente, si tampoco reflejan una figuración que nos nutra personalmente?  

Cartier-Bresson en 1962 (Mandatory Credit: Photo by Keystone Pictures USA/Shutterstock – Bresson Various)

En definitiva, lo que diferencia la fotografía analógica del azar en contraposición a la nueva fotografía tipo desvarío digital es la mirada intima del autor. Ya no se trata de haluros de plata o bits, se trata simplemente de especular con la imagen y rebajarla a posiciones ligadas a lo vulgar. La industria ha querido que sea así, hay que reivindicar lo superfluo, cada dedo engrasa una maquinaria para sustituir unos valores ya inexistentes. Una cámara lo hace todo.

©  Ángel Fernández