«Comportarse como adultos», una película universal desde Grecia

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La Troika siempre gana. Y lo que es peor: de la Troika ya no se puede hablar nunca más.

Te podrán decir que no entender eso es no entender cómo funciona Europa. O lo que es lo mismo: lo ocurrido se enseñará en las aulas durante décadas. Cuando hablan de la insoportable tenacidad de la realidad, en realidad están hablando de dinero y beneficios.

Todo comenzó cuando Syriza gano las elecciones en Grecia. Un partido “populista” que heredo una inmensa deuda de los anteriores gobiernos griegos. Antes de las elecciones aseguraban que si ganaban las elecciones, no solo no pagarían la deuda si no que les harían pagar los daños realizados al país con intereses.

La base de este problema estaba en los grandes bancos europeos – franceses y alemanes- que, apostando enormes sumas de dinero, perdieron, alcanzando una deuda colosal de un billón de euros. Los gobiernos de estos países adjudicaron 600.000 millones de euros del descubierto de ellos a los contribuyentes europeos. Para salvar a sus bancos, especialmente Alemania -que es el euro si no un marco disfrazado- y a algunos griegos, endosaron también parte de esa deuda a los contribuyentes griegos.

Cuando Syriza llego al poder prometió destruir la oligarquía que había construido un sistema corrupto. Desde Alemania, Wolfgang Schäubdle, se convirtió desde el primer día en su peor enemigo. Su intención primordial era sacar a Grecia del Euro; extirpar un tumor que ellos mismos habían creado durante años de sucesivos gobiernos de derechas en Grecia. Para gobernar, Syriza tuvo que hacerlo en coalición con un partido de ultraderecha, lo que tiene bemoles. Habían ganado las elecciones, los consideraban radicales, de izquierdas, así que iban a hacer todo lo posible para aplastarlos y cortarles las alas. Todo se encaminaba a ser una tragedia para los griegos, más si cabe. La única salida para Grecia era “comprometerse a todo sin comprometerse a nada”. O lo que es lo mismo, una negociación de la deuda que no llevara a una situación de “crisis humanitaria” al país. De las promesas electorales a la realidad, aún así, una realidad que fuera lo más humana posible. Que error.

Los vagos del sur que se gastan en «mujeres y alcohol» el dinero de los laboriosos y ahorradores protestantes del norte. Mano dura. Eso decía Alemania, o lo que es lo mismo, la Troika: Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI.  Syriza proponía una negociación del ajuste de la deuda para que en Grecia no se produjera una catarsis social pero eso no estaba en los planes de la Troika.  Si hay algo despiadado en este filme, que no deja de ser un vivo retrato de la realidad, son las reuniones del Eurogrupo. Allí no se va a darse a abrazos si no a defender los intereses de los grandes bancos y lobbies económicos de cada país.

El juego que proponía la Troika, y que seguirá proponiendo- atentos a ver cómo vamos a pagar la deuda del Covid 19- era algo así como el “programa”. Es muy sencillo. El programa permite a la Troika vender patrimonio griego sin control del propio gobierno griego, una autentica liquidación: carreteras, puertos, aeropuertos, inmuebles, ferrocarriles,.. Pero sin efectos reales. Una autentica rueda con el único fin de sacar beneficios sin pensar en las consecuencias sociales. Mientras devuelves la deuda te obligan a adquirir más préstamos para pagar esa misma deuda, lo cual crea más deuda. Esto todo crea más déficit, y por lo tanto, impuestos más altos, recortes de salarios y de pensiones, menos inversión pública y políticas sociales. Al final es una rebaja de las rentas, lo que a su vez ralentiza la economía pues la gente no tiene margen para gastar, y eso conlleva una menor recaudación de impuestos, más deuda impagable. Como bien dice Varoufakis, el gran protagonista de la cinta, “es un bucle vicioso y fatídico. Todo lo que vendamos no cambia en nada la deuda”.

¿Cómo termino todo esto? Alexis Tsipras lo comprendió. No se puso la corbata pero se comió los sapos. Y en 2019, la derecha llego de nuevo al poder. Lo de siempre.

“La derecha sabe muy bien dónde quiere ir y es unánime, avanza sin detenerse, sin embargo, cada vez que la izquierda llega al poder es como un milagro”.    Costa-Gavras (Lutra-Iraias, 86 años).

“Claro que lo es, es una película magistral que debería exhibirse incluso en las universidades, para que todas y todos tuviésemos una idea exacta de lo que realmente es la Unión Europea y a qué intereses representa. De hecho la exhibición fue escasa, y me atrevo a decir, que presionada por los propios intereses que dicha cinta denuncia. Los críticos, es muy lógico, son los que defienden este sistema corrupto, nada que no pudiésemos esperar. Y en cuanto a Carlos Boyero, su cine político es muy bueno, pero que raro, en esta película, que no le gusta, pretenden manipularlo, cuando Costa Gavras, lo único que hace, es describir hechos ciertos, acaecidos, relatados en su libro por Varoufakis. Cuando no nos interesa algo, buscamos cualquier excusa. Seguro que si hablara maravillas de la UE, entonces la describiría como una película fantástica”. (Opiniones en la Red)