Nubes, la suspensión del tiempo

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“Las nubes son una gran colección de gotas de cristales de agua o hielo muy pequeñas. Las gotas son tan pequeñas y ligeras que pueden flotar en el aire.”

Esta es la descripción científica.

Las nubes son una película a cámara lenta: figuras flotantes sobre la nada. Tienen su propio ritmo.  El blanco placer de hundirse en la deriva más absoluta no es ajeno a nadie que reflexione sobre la estética.

Hay días distintos con nubes diferentes en paisajes diversos. Como manifestaciones “mágicas” las nubes son un buen escape de los homínidos que arrastramos nuestros pies por la tierra.

Las más bellas nubes las contemplarás en África, quizá sea una forma de compensar la extrema pobreza que habita bajo ellas. La evaporación de la humedad de la selva virgen crea una hermosa anomalía en las sabanas cercanas según pasan las horas del día; lo que por la mañana era un cielo azul intenso a las pocas horas se convierte en un cuadro de borbotones blancos deslumbrantes.

No hay nadie que en algún momento de su vida no se haya quedado emocionado, circunspecto, mirando  a las nubes. Siempre hay algo que descubrir en ese caos continuo. En cualquier forma las nubes albergan belleza. Y color: amaneceres (de los que uno es experto) y atardeceres, que solo miran los más iluminados.

Solo si nos tomamos un momento para mirar hacia arriba, podremos después mirar a la altura de los ojos de quien tenemos a nuestro lado con un grado de humanidad que muestre nuestro sentimiento de agradecimiento sin decir una sola palabra.

“Los seres humanos no desean la inmortalidad. Lo que quieren es, sencillamente, no morir. Quieren vivir (…) Quieren sentir la tierra bajo sus pies y ver las nubes por encima de su cabeza, amar a otras personas, estar con ellas y pensar en ellas. “ Stanisław Lem.


Esta es otra descripción. No seamos homínidos.

Domingo Suárez.

Fotografías: Ángel Fernández.