«Las piscinas municipales del Mansurle abrirán el 4 de julio y priorizando el acceso a los vecinos», ya empezamos

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“Carrefour León priorizara los servicios a los vecinos de León capital y quien veranee en ella.”

Un titular que traería cola. Pues en Valencia de Don Juan es la política que van a aplicar para el uso de las instalaciones acuáticas municipales.

El complejo acuático de Valencia de Don Juan es único en la comunidad de Castilla y León. Durante los veranos reciben miles de visitantes que dejan en las arcas del ayuntamiento un buen botín para sus cuentas. Con estos beneficios cubren las áreas de deportes durante todo el año, amén de solventar los contratos de todos los trabajadores que se dedican a esta tarea. Este municipio se ha beneficiado de esta actividad durante muchos años.

Pero llega la crisis del Covid y todo cambia. Entre sus medidas se encuentran la de priorizar el uso a los habitantes de Valencia de Don Juan y las personas que pasan sus vacaciones aquí durante los veranos “conscientes de que la salud de sus vecinos es primordial”.

Esto que pretende el ayuntamiento tiene un nombre: segregación.

Un organismo público tiene que tomar las medidas sanitarias oportunas para guardar la salud de sus ciudadanos. Las medidas tienen que ir dirigidas a reducir aforo, medidas de distanciamiento y otras medidas higiénicas, nunca a determinar quien entra y quién no por su lugar de residencia.

El mantenimiento económico de este complejo sale (y ha salido) de los bolsillos de todos sus usuarios, que no son solo vecinos ni veraneantes (en su mayoría asturianos). También personas que viven en otras zonas de la provincia y comunidad.

El razonamiento que hace el ayuntamiento para tomar estas medidas con el fin de evitar que sus vecinos y veraneantes puedan contagiarse por el uso de las instalaciones de usuarios foráneos es completamente inmoral y legalmente discutible.

“Salvo algunos casos puntuales, los Ayuntamientos abrirán sus piscinas promoviendo el uso para los socios, fomentando los bonos quincenales o mensuales, evitando así la entrada diaria por razones sanitarias , para evitar desplazamientos masivos y constantes de la población, sin dejar de prestar este servicio a las personas que residan o pasen su estancia estival en esta zona de la provincia”.

Es inevitable reírse. Los veraneantes asturianos se teletrasportan. Los vecinos no entran diariamente: montan la tienda de campaña y viven en el complejo. Además, todos son negativos PCR,  con anticuerpos por test rápidos, asintomáticos;  una especie de “Comunidad de Viviendas” a lo Walking Dead.

Si esta situación llegara a llevarse a cabo todos los usuarios foráneos de estas instalaciones deberían denunciarlo y nunca más volver a pisar un trozo de tierra de esta parte de la meseta castellana. Seguramente dentro de un año esto nos les haría ninguna gracia.

Ángel Fernández.