La Trashumancia se lleva en el corazón

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Por Ángel Fernández.

Fotografías y vídeos: Ángel Fernández , Abel y Arancha.

Hay actividades en nuestra provincia que se encuentran en la encrucijada de elegir entre las tradiciones ancestrales y un mundo moderno que nos despoja de nuestra identidad. Una mirada a los lineales de los supermercados donde abundan productos ultraconjelados importados de otros países nos muestran la tremenda realidad a la que nuestra sociedad se ve abocada.

Para aquellos pocos que defienden en solitario una causa como la trashumancia, la solución pasa en gran medida por proporcionar a su ganado una vida diferente en los entornos adecuados. Estas iniciativas, sin embargo, se topan constantemente con la resistencia enconada de los comerciantes y los políticos locales. Al margen de estos obstáculos prácticos, surge una pregunta de mayor calado: ¿tienen que renunciar estos ganaderos a su identidad para sobrevivir?

Cruzando Vega de Magaz
Entre Escuredo y La Garandilla
Cuestona de La Garandilla

Los desplazamientos trashumantes por las vías pecuarias vienen sufriendo una importante recesión desde mediados del siglo XIX.

En nuestra provincia todavía queda algún pastor inteligente que sabe cómo desarrollar su trabajo en beneficio del medio ambiente y la calidad de vida de su rebaño de ovejas. Las estaciones marcan la productividad de los pastos, y son pocos los que se aventuran en una iniciativa como es la trashumancia. Hay que amarlo y tenerlo mamado desde la infancia. Si se facilitaran los trámites burocráticos, fácilmente se duplicaría o triplicaría la cabaña trashumante. Este movimiento de los rebaños tiene una explicación lógica: con el comienzo del verano los pastos en las zonas bajas pierden su verdor, las hierbas amarillean y el ganado necesita gozar de unos pastos con los nutrientes adecuados sin tener que cebarlos en las naves ganaderas.

La trashumancia es una identidad intrínseca en nuestra historia ganadera. Perder esta tradición, perfectamente integrada durante cientos de años en nuestra sociedad significaría un retroceso en la coexistencia del ganado con el ser humano que habita las zonas de pastoreo.  

Dirección Pandorado

Durante la estación seca el pastoreo en la meseta decae, y los pastores alteran la rutina durante unos días para desplazar sus ovejas a pastos de altura. Es el momento de entregar la vida a la trashumancia, de pasar calor y dificultades por carreteras y vías pecuarias.  En el fondo se trata de revivir la alternativa nómada: levantarse con la salida del sol, caminar durante el día con el polvo secándote la boca y encender una lámpara después del anochecer una vez que se ha puesto el rebaño a buen recaudo y alimentado los perros.

Para cualquier persona que le guste la montaña resulta difícil no dejarse cautivar por una estampa tan pintoresca como es la Trashumancia. Como antaño hacían muchos pastores, Abel y Arancha partieron de Quintanilla de Combaros con un rebaño de 800 ovejas y 32 cabras. Les acompañan seis mastines y otros tantos perros de carea. Yo coincidí con ellos el último día en Salce, un pequeño pueblo en la Comarca de Omaña, desde donde nos encaminamos hacia las praderas de pastoreo de montaña. Esta ruta te lleva a una zona denominada «Camplamoso», en plena Sierra de la Filera y siguiendo más hacia adelante se puede llegar a la pedanía de Sena de Luna.

Subiendo la Sierra de la Filera

Después de tres horas de ruta llegamos a la cabaña donde Abel pasara la temporada hasta que el frio arrecie. El entorno es increíble y las vistas de toda la zona te dan una dimensión de lo impresionante que es la provincia de León. Fueron muchos los detalles que Abel me explico durante esa tarde de esta actividad tan ancestral. Mientras las ovejas y cabras (y la burra “Federica”, que también forma parte del equipo) pastaban a su “aire”,  nos dedicamos a preparar el cercado o corral donde se cobija el rebaño durante la noche.

Conservar una costumbre como la trashumancia, que ha vertebrado nuestro paisaje durante siglos, es esencial para garantizar un producto de calidad diferenciado al importado de países como Australia o Nueva Zelanda. Cuando te encuentras en este lugar te das cuenta de la importancia del bienestar animal. En la actualidad existen alrededor de un millón de cabezas trashumantes en España, aunque la mayoría de estos animales se trasladan de un lugar a otro en camión. Cuando esta actividad se hace a pie la diferencia es notable. Son los propios animales los que inteligentemente se dejan llevar por el instinto y la sabiduría del pastor.

La cabaña del Pastor

Antes de irme, me giré y contemple el lugar por última vez. Vi al rebaño en el corral como el viajero que hubiese alcanzado el final del camino. Personalmente he aprendido a conocer más nuestro patrimonio y a las personas que se involucran en ello. Además, todo aquello que no se conoce no se ama y lo que no se ama no se puede defender. Que este articulo sirva para ello.          

El equipo a 1.600 metros de altitud
En primer plano Federica. Al fondo el corral.
Enseñando la tradición

Nota: La ruta en el mapa no muestra las cañadas ni vías pecuarias. Es una aproximación al desplazamiento real.