Escribo esto un poco condicionado, porque uno es de los que se ha quedado atrás, entre otros muchos. Ya se sabe que el estoicismo de los trabajadores autónomos en España no tiene comparación con ningún otro lugar de Europa. Si bien es cierto que existen muchos tipos de trabajadores autónomos –no se puede meter en el mismo saco a abogados o dentistas con kiosqueros, pastores, albañiles, camareros, etc…- (algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de hablar de este tema, al igual que no todos los sectores se han visto afectados por esta pandemia), la realidad vivida en estos momentos comienza a tener tintes dramáticos. Y repito, los trabajadores autónomos están acostumbrados a cualquier tipo de situación pero esta se está saliendo de madre.
No hay día que no cierre un negocio, y en el mejor de los casos, que se mantenga en la incertidumbre de encontrar una respuesta a si podrá salir para adelante una vez pasada esta situación se convierte en un milagro. A quien no haya vivido algo así esto le sonara a “chino”- sin ninguna mala intención-. La gente con más experiencia se toman las cosas con más calma, ya saben cómo funciona el sistema y las promesas del poder: una puta farsa repetida día tras día (perdón por los tacos pero es que en ciertos contextos son de lo más adecuado).
En realidad de lo que quería hablar es de cifras, economía, lo que te da de comer y te ayuda a pagar las facturas, como la de la luz, que de nuevo se ha incrementado en este mes de noviembre y también los beneficios de las eléctricas (las viejas costumbres no hay que perderlas). Vamos a poner un ejemplo para que los que desconozcan de qué va el tema, se hagan una idea de lo que significa “quedarse atrás” y “prepararse para pagar lo que se nos viene encima adelante”.
Supongamos que tienes un pequeño negocio y cotizas en el régimen general de autónomos básico, que son actualmente 288,99 euros. Si has tenido la suerte de que te hayan aprobado la prestación (cese de negocio o ingresos por debajo del 75% comparado con el año anterior) , la mutua te ingresara 938,37 euros mensualmente, una cifra que resulta del 70% de tu base cotizada más doscientos y pico euros de la ayuda por la situación especial de pandemia. Como la cuota de autónomos la tienes que seguir pagando en realidad te están dando 649,38 euros (ojo, que cuando hagas la declaración de la renta del presente ejercicio te van a meter un hachazo con las retenciones).
Supongamos que tienes la suerte de no tener que pagar el alquiler del local de tu negocio. Tiene un pase, pero es una situación que prolongada en el tiempo te acabara hundiendo en la miseria. Este sería el mejor de los casos pero no tan bueno; hay que pagar todos los gastos habituales: de luz pon una media (lo más caro es la contratación de potencia e impuestos, no el consumo) de 150 euros; teléfono e Internet, otros 40 muñecos. Seguros e impuestos no gubernamentales (CTR, SGAE, basura, agua,…) 150 euros, por tirar por lo bajo. A esto hay que sumarle gastos imprevistos de mantenimiento como seguridad, limpieza, obras- un local aunque esté cerrado conlleva continuamente gastos-. Ponemos 50 euros. El IBI, ya que si eres propietario no te libras de pagarlo, dividido por mes, 30 euros. Lo del IRPF e IVA lo vamos a omitir, somos así de generosos.
Si hacemos cuentas te quedan 229,38 euros. Este es el dinero que tienes disponible para poder llevar adelante tu vida personal y familiar: comer, gasolina, facturas de tu casa, seguros, educación de tus hijos, etc. Esto, en el caso de que no pagues alquiler. Imagínate que pagas una media de 400 euros de alquiler. Tendrías que vivir con – (menos) 170,22 euros.
Hay cientos de miles de casos y cada uno con sus propios problemas.
No es de extrañar que muchos trabajadores autónomos echen la verja y pidan la ayuda mínima vital: entre los 461,5 euros para un adulto que viva solo y los 1.015 euros para hogares de cinco miembros, dos adultos con tres hijos o tres adultos y dos niños. La cuantía inicial se amplía en 139 euros por persona adicional. Aunque mucho me huelo que esta ayuda va a ir a parar a los que muchos de vosotros pensáis.
En fin, al final lo que se está consiguiendo es un país de subsidiados y una deuda tremenda, que supongo imagináis quién la va a pagar.