Notas sobre la estupidez

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Últimamente hay una pregunta que muchos de nosotros nos hacemos todos los días, ¿Qué necesidad tiene una persona de llevar puesta una mascarilla si en un kilómetro de distancia no se visualiza a ningún ser humano?  A ver si encontramos la respuesta.

Existe un tratado sobre la estupidez humana que resume al conjunto de los individuos estúpidos. Este grupo, que es más poderoso que la propia mafia controladora de nuestra sociedad, no posee jefe ni organización ni estatuto. No hay que subestimarlos por ello, son muchos los que circulan por el mundo. En este tratado hay una ley fundamental: “la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”. O lo que es lo mismo “Una persona estúpida causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener al mismo tiempo un provecho para sí, e incluso obteniendo un perjuicio”.  Y ya puestos, lo que a los demás nos toca, “las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas, tomarlos como referencia se manifiesta como un error garrafal». En resumen, “el estúpido es la persona más peligrosa que existe”.

En todo caso la crecida de este número de estúpidos a nuestro alrededor poco  a poco va adquiriendo un poder preocupante y una influencia sobre nuestro destino desorbitada- fuera de órbita, distanciamiento, capito?-. Como decía Erasmo de Rotterdam  (que era un tipo bastante inteligente) “Sin mí no habría sociedad posible ni relaciones sólidas y agradables en la vida, nadie se soportaría a nadie”, en una palabra, ningún hombre soportaría a otro hombre.

Los lugares comunes en los que nos movemos, o nos moveremos, todos los días parecen inacabables para estos estúpidos, protagonistas ilustrados de la banalidad, cualquier significado de la vida de nosotros desaparece.

Freud menciona “que estúpido  es aquel que, poseyendo órganos sanos y poder de raciocinio normal, no sabe disponer de él correctamente”. Joder con Freud, te necesitamos ahora más que nunca. Y es que en la estupidez la causa efecto no va más allá.

No comprendemos todo completamente, es más, si nos dejamos llevar acabaremos todos estúpidos. En Asia es muy común el uso de mascarillas, en las grandes ciudades, en el metro, en la calle atiborrada de gente, donde las distancias son mínimas. Y precisamente lo hacen porque no son nada estúpidos, son respetuosos empezando por sí mismos.

Pero claro, ¿Qué noción se puede tener de la estupidez cuando la inteligencia y la razón están en decadencia? Tanto tertuliano, tantas redes sociales, tan pocas personas lúcidas, tanta sinrazón. Por decirlo de alguna manera: cuando te comportas como la masa dejas de valorarte a ti mismo pero sin sentir angustia, te sientes como los demás, lo cual es significativo.

Nadie está libre de delito. Cualquiera de nosotros puede caer en la estupidez.