El porno, nadie habla de él…

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Hay un debate entre aficionados. Muchos y muchas piden chicas y chicos esplendidos con oficio, inmediatez, pero sin planos médicos. El porno italiano busca el argumento, el español es más amateur, el americano es más blando que el europeo,.. Y es que el porno las diferencias se establecen por países. Las culturas protestantes son más intrínsecas con el sadomasoquismo. Los alemanes, por ejemplo, son más intrépidos y crueles, se atreven con todo tipo de tabús. También son más cutres.

En esta era de Internet el “aficionado” empieza a ser más crítico con el producto. Hay eminencias que tratan a estos aficionados como enfermos, especialmente cuando lo que quieren es porno americano con un punto de vista europeo: alguna sorpresa pero con buenos guiones, como en los años 70. Playmates con un gran número de admiradores pero que no se desmadren mucho. Hay fijaciones y chicas que arrastran. También las cifras.

“El 12% de los sitios web de Internet son pornográficos, es decir 24.644.172 webs. Cada segundo se gasta en pornografía 2.517 euros y 28.528 usuarios de Internet están viendo porno. 2.500 millones de emails pornográficos circulan por la red al día, lo que equivale al 8% del total de correos. El 25% de todas las búsquedas que se realizan en motores de búsqueda están relacionadas con la pornografía. Eso son 68 millones de búsquedas diarias. El 35% de todas las descargas de Internet son pornográficas. El 34% de los usuarios de Internet se han visto expuestos a pornografía sin pedirlo ya sea a través de pop-ups, “enlaces engañosos” o emails. Diariamente se realizan 116.000 búsquedas relacionadas con pornografía infantil. La edad media a la que un niño ve por primera vez porno en la red está en los 11 años. Un 20% de los hombres y un 20% de mujeres admiten ver porno en el trabajo. La duración media de las visitas a estos sitios es de 6 minutos y 29 segundos. El día más popular de la semana para ver porno es el domingo”. (Datos USA)

El público sigue siendo predominantemente masculino, aunque se va equilibrando. Es la asignatura pendiente de la sociedad: el sexo como algo natural. Sin embargo, lo que prima es el negocio y la necesidad del deseo incumplido. Ahora ya no hay clientes tímidos, todo se importa y nada importa. El dinero lo mueve todo, lo que desees lo tienes a un clip de ratón. Hay porno urbano, porno para casados y solteros, porno para chicas y chicas, porno rural con zoofilia, gang bang, embarazadas, vete tú a saber.

Lo que está claro es que el porno se ha convertido en una mercancía. La sensualidad ha dejado de existir. Lo difícil es diferenciar lo que es porno y lo que es deseo. La masturbación compite entre los reparos y el sofoco. Las mentes se han vuelto pornográficas por la falta de educación sexual. ¿Qué es la sexualidad? Un conjunto de los fenómenos emocionales y conductuales vinculados al sexo. En países como Dinamarca hablar de sexo es lo normal. En el nuestro no, pero aquí la gente tira a lo integral, a la incomunicación, somos muy pornográficos y nada sensuales. El catolicismo tendrá algo que ver, “te vas a quedar ciego”.

El porno es un puro negocio y no existe el libre albedrío. Todo el mundo trabaja por dinero, no tiene otra elección. Son putas o machos bien dotados, mean y miran donde está la cámara .Es porno-porno, nada de sentimentalismos, la estética no es debatible.

Hubo un tiempo en que la pornografía era la fruta prohibida, un territorio secreto. Después llego la liberación, el desenfreno. Ahora es el consumo digital y la soledad. Lo que en un principio significaba descubrir un misterio se convirtió en una fiesta organizada aunque muchos no nos enteráramos. Los discursos morales y puritanos marcaban un camino hacia la necedad, el desconocimiento. Se exigía el pito en reposo o la almeja sin humedad.

Las psicólogas advierten: “La pornografía es huir del erotismo”. Dan en el clavo. En el erotismo no te maltratas, te reconoces sin exigencias, buscas el abrazo más que la eyaculación. Nadie está pendiente del resultado, no se juega con los sentidos, son los sentidos los que dan importancia al encuentro. En la pornografía todo se focaliza en la fuerza, los músculos genitales, como si todo fuera acero. El erotismo te sitúa en lo más alto, te hace ser femenino y masculino a la vez, ser diferente, no uniformado.

“El imperio de los sentidos”. Nada de sexo repetido. Mucha vulnerabilidad, dolor, sentimientos. Vale que las fantasías pueden ser ilimitadas, que cada uno se haga las suyas, pero con sentimientos e ideas claras. Esto de la oferta del “más todavía” no es un buen camino. Llegara el momento que ya no se pueda añadir nada.