Por Lorena Blanco.
No paro de escuchar en distintos medios eso de qué este virus nos va a cambiar; a cambiar… ¿cómo, cuándo, dónde?
Tomás Moro escribió Utopía en el S.XVI. Una Utopía es algo ideal, algo deseable pero generalmente de muy difícil realización. Quizás sueños, a lo que aspiramos.
Por el contrario, nos encontramos el término Distopía. Una sociedad de características negativas, indeseable en sí misma, sinónimo de “mal lugar”; entre los ejemplos clásicos nos encontramos Un mundo feliz de AldousHaxley.
El otro día veía en un reportaje la noticia de una protectora en la que, al empezar el Estado de Alarma y el confinamiento, habían tenido una avalancha de llamadas para adoptar perros, obviamente para poder salir a pasear. Los responsables de esos centros, con muy buen criterio, no pasaron por el aro, sabiendo que en 2-3 meses, esos canes iban a ser abandonados a su suerte o devueltos de nuevo. Pues empezamos bien con el cambio…
Yo, por naturaleza, intento pensar bien del ser humano, ¿cómo vivir tranquilo pensando que todo el prójimo está dispuesto a hacerte daño?; quiero creer que los hombres y mujeres nacemos puros, blancos… y que es la vida, las circunstancias, las experiencias vitales y las influencias externas las que van conformando y coloreando ese lienzo en blanco que es nuestra alma, a veces con colores más oscuros, otras de tonalidades más vivas.
Si buscamos en la RAE “Humanidad” del lat. “humanitas, -atis”, sus primeras acepciones hacen referencia a: 1. Naturaleza Humana, 2. Género Humano, 3. Conjunto de personas… y por fin, en 5º lugar, nos encontramos: “Sensibilidad, compasión de las desgracias de otras personas”. También resulta bastante reveladora la posición en la que se encuentra esta definición.
No estoy tan segura de que esta nueva experiencia que es el Coronavirus nos vaya a cambiar para mejor, la memoria es débil y el ser humano egoísta; ¿qué nos puede hacer cambiar para mejor?, volveremos a nuestro día a día, preocupados por salvar nuestros negocios y nuestros puestos de trabajo. Quizás nos besemos y abracemos menos durante un tiempo, pero el bondadoso seguirá siendo bondadoso, y el villano, seguirá siendo villano, porque nuestros lienzos ya estaban coloreados anteriormente, y hace falta algo más que un Covid-19 de 2 meses de confinamiento para retocar esos lienzos.
Decía Aristóteles: Aurea Mediocritas, la virtud está en el medio… ¿utopía?.