Uso de mascarillas, ¿Alarma excesiva o una nueva escala de privilegios sociales?

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Los expertos se muestran escépticos sobre la utilidad de las mascarillas para proteger contra la influenza del covid 19. La evidencia científica no demuestra que el uso general de mascarillas en personas que no están enfermas tenga algún efecto. Asimismo, ver a otras personas en las calles con mascarillas es algo que puede sembrar la desconfianza.

Tampoco se entiende como en ciertos lugares, por ejemplo recintos militares, el uso de la mascarilla no se ve por ninguna parte ¿será por las pruebas repetidas de PCR que han realizado a sus miembros mientras los trabajadores de cara al público (tiendas, bares, restaurantes, etc.) no han recibido ningún apoyo por parte de sanidad para realizarse la prueba?  

Muchos médicos de atención primaria han tenido que costearse ellos mismos las pruebas en lugares como el Hospital San Juan de Dios, o la clínica privada de análisis clínicos Ciriaco en León capital. Y otros tantos que ni se las han realizado. Hay documentos que acreditan la prohibición expresa por parte de Sacyl de la realización de pruebas Covid 19 a personas que, por su vuelta al trabajo,  pueden contagiar a sus clientes. Estos documentos están en manos de médicos de primaria (que habían solicitado estas pruebas para sus pacientes) y deberían sacarlos a relucir a la opinión pública.   

La pregunta es si la nueva realidad nos va a conducir a una nueva escala de privilegios sociales que tantos esfuerzos ha llevado a la sociedad eliminar para poder decir que vivimos en una democracia madura.

Mientras muchas personas tienen que cerrar sus negocios por falta de clientela lo público va por otro camino muy diferente. Sus señorías cobran las dietas en periodo de alarma, los poderes facticos del país ( con sus sueldos asegurados a fin de mes) critican una renta básica universal necesaria para muchas familias, y los medios de comunicación amordazan a la sociedad con mascarillas en muchos casos innecesarias.

Lo que en un principio se había reservado  (el uso de las mascarillas) para los empleados del sistema sanitario parece ser que ahora es necesario para toda la población. La OMS ha ido dando bandazos continuamente, nadie ha dimitido y seguramente todos cobran sus sueldos puntualmente. Al director de la OMS nunca se le ha visto en conferencia de prensa con la mascarilla puesta, pero para todos nosotros  – exceptuando,  por lo visto, ciertos sectores y recintos- es obligatorio y sancionable el no utilizarla cuando no se guarda la distancia de seguridad establecida.

Un virus como éste no puede contagiarse caminando por las calles. Sin embargo, en recinto, donde a todos los presentes se les ha hecho las pruebas pertinentes aunque salgan y entren diariamente de esos lugares (que ya tiene bemoles) parece ser que no hay ningún problema. Crear una falsa seguridad con el uso de mascarillas para solo una parte de la población es de políticos irresponsables. Realizar test solo para ciertos ámbitos de la sociedad es una manera de segregar a un sector laboral imprescindible para el funcionamiento económico de nuestro país.

En democracia todo el mundo debería de ser igual ante determinadas leyes. Escudarse en uniformes y posiciones de poder en cuanto a legislación no es una buena noticia. La población llegara a una conclusión clara: todos o nadie.