Shiny Ferrero People

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Me reconozco adicto a los acertijos y juegos de lógica. Los encuentro entretenidos, estimulantes y ejemplarizantes. En mis clases de «teoría de la decisión» en una ocasión nos expusieron uno que viene muy al caso en estos graves momentos de emergencia sanitaria que vivimos.

Una mujer casada va al encuentro de su amante mientras su marido está de viaje. El marido, conocedor de la traición de su esposa, le pide que le vaya a recoger a su regreso teniendo que atravesar un bosque donde se encuentra un despiadado asesino que la matará en cuanto la vea cruzar por su paraje. La mujer asustada, no se atreve a negarse víctima de sus propios remordimientos, y le pide ayuda a su amante que no duda en negarse, dejándola sola ante tal adversidad y sabiendo cuál será el triste desenlace si la mujer decide acudir, sola y atemorizada, al encuentro de su marido. La mujer decide acudir, atraviesa la zona boscosa, el asesino la localiza y, tristemente, acaba con su vida, como era predecible. El marido constata el hecho, el amante también, el asesino cumplió su palabra, la mujer decidió acudir pero…. ¿quién o quiénes son los culpables de la muerte de la mujer?

Ahora el ejercicio que yo les propongo es el siguiente, cambiemos a la mujer como ciudadanía en general, el asesino a una pandemia descontrolada cuyo bosque es una plaza concurrida, al amante y marido de la víctima como una conocida marca de bombones altos en azúcar refinado y triglicéridos y una cadena televisiva uno y un ayuntamiento, con su oposición incluida, y una cohorte de acólitos encabezados de un bufón que animan a que se haga ese evento el otro.

A pesar de unas restricciones absurdas, laxas y sin control alguno venidas de un Mañueco que aparenta preocupación pero que ha permitido que se normalicen escandalosas cifras mortales y no ha impedido actos de concentración de gente castigando incomprensiblemente a una agonizante hostelería, aún no comprendo cómo se pudo llevar a cabo ese despropósito del lucerío de Ferrero Rocher. Se inicia esa campaña en plena segunda ola y con vistas ya de una tercera. 

Estábamos avisados, sabíamos que el asesino del bosque, un virus altamente contagioso y desconocido de incierta sintomatología, estaba acechando dispuesto a llevar a cabo su propósito pero han lanzado a la mujer, a esa ciudadanía harta de restricciones, con una situación económica precaria, muchos sin trabajo y endeudados hasta las orejas y con esa sensación de ahogo y desasosiego que ha impedido hasta reencontrarse con sus mayores o seres queridos, a un contagio masivo patrocinado por Ferrero Rocher, el Ayuntamiento de Astorga al completo, al bufón que ha demostrado querer muy poco a su ciudad, sí Dani Martínez, hablo de tí, y digo ciudad y no pueblo como ahora nos has querido vender, Mediaset, esa cadena amarillista de dudoso gusto, cada cómplice que participó en esperpénticos actos de promoción encabezados por una cegada concejala del ayto, cada ciudadano que votó para que todo esto ocurriera, a esa policía que se ha limitado a hacer la pasarela y no ha controlado aforos en plaza mayor, en calles, el locales….

Y yo les pregunto a todos estos partícipes del increíble aumento de casos que estamos sufriendo y que, recordemos, no ha habido ninguna semana sin ningún fallecimiento en nuestra comunidad, provincia y ciudad, ¿cuánta culpabilidad estáis todos dispuestos a asumir? ¿irán los directivos de la cadena, los de la marca de bombones y pleno del ayuntamiento con su bufón mediático a darse un paseo por las UCIS de nuestros hospitales a animar a los enfermos? ¿irán las bailarinas de luz, santo dios lo que tiene este sapien que leer, y demás necios de plañideras a los entierros de los fallecidos por este maldito virus? ¿la policía escoltará los coches fúnebres esta vez?

¿Han merecido la pena tantas muertes, contagios, restricciones durísimas que se avecinan y tantos esfuerzos psicológicos, renuncias a ver a tu familia y desgaste que arrastramos para vender ese café de más, esa caja de mantecadas y esa tableta de chocolate?

Este Sapiens lo tiene claro: NO

Ahora que cada cual haga su reflexión y exija responsabilidades y depuración de las mismas a todos aquéllos que habéis participado de este despropósito, que cada cifra retumbe y «brille» en vuestras cegadas cabezas.