Muchos de nosotros nos preguntamos a qué a qué se debe el secretismo que rodea los contratos entre los gobiernos y las farmacéuticas que fabrican las vacunas en diversos países del planeta. Para encontrar una explicación hay que analizar un examen en profundidad sobre los diversos factores que afectan a la elaboración, distribución, venta y beneficios de las vacunas.
Una carrera contrarreloj
Es lo que ha sido la lucha por fabricar lo antes posible una vacuna para frenar la pandemia y parar la destrucción de empleo en los países más afectados después de diez meses sufriendo esta situación de aislamiento y paralización de sus economías. Y como en toda carrera contrarreloj surge la precipitación, la inseguridad sobre la supuesta inmunidad de cada vacuna, las promesas incumplidas y los beneficios millonarios para las grandes farmacéuticas.
Se trata de un problema mundial es manos de unos pocos. La OMS advierte que dejar la distribución de las vacunas al libre albedrio de sus fabricantes significara un «fracaso moral catastrófico”. Además, asegura que “habrá muchos países con menos poder adquisitivo (llamados “países pobres”) a los que posiblemente no llegue la vacuna en años, lo cual hará que se prolongue durante más tiempo la pandemia. Estamos hablando de un problema de “salud pública”, muy parecido al negocio que hay detrás del tráfico de estupefacientes con la diferencia de que este último es ilegal y está penado severamente por las leyes de cada país.
Por qué hay tanto secretismo detrás de la fabricación y contratos de venta de las vacunas
Principalmente porque ninguna farmacéutica puede asegurar al 100% la fabricación prometida de cientos de millones de vacunas, un bien todavía demasiado escaso.
Por otro lado, existe miedo por parte de los fabricantes de ofrecer demasiada trasparencia al respecto. Es una práctica habitual “ incluir cláusulas de confidencialidad para evitar hacer comparaciones de precios entre lo que se ofrece a un país u otro».
«Los laboratorios buscan fraccionar el mercado para poder negociar precios distintos con los distintos países«, declara Jonathan García, experto en salud pública en la Universidad de Harvard. Según otros expertos esto les permite cobrar menos a países con menos recursos compensándolo con un mayor precio a países desarrollados como es el caso de Europa.
Sin embargo, para otros, no deja de ser un puro negocio: si tú me pagas más por mi producto te lo llevarás antes y en mayor cantidad. Esto es lo que piensan las autoridades de la unión europea en el conflicto actual con el fabricante de vacunas de AstraZeneca. Por muchos bailes de cifras que ofrezcan los medios de comunicación y autoridades competentes, olvídense de saber cuánto cuestan o cómo se distribuirán.
Tampoco hay que olvidar el temor a “perder las patentes y no poder evitar que otros laboratorios las fabriquen en la India y se las vendan a menor coste a los países pobres”.
Cuánto dura la inmunidad de las vacunas
Igual que un comprador de estupefacientes se pregunta si el producto que le han vendido es de la calidad adecuada, muchos ciudadanos se están preguntando si ponerse la vacuna le dotara de la ansiada inmunidad contra el covid 19.
Según los “expertos” el rango de inmunidad se sitúa en los cinco o seis meses. Otros científicos confían en que la inmunidad dure más, incluso años aunque dependerá de cada individuo. Habrá muchos que jamás necesiten la vacuna por haber sufrido la enfermedad de manera natural. Esto se sabrá con el tiempo y haciendo un seguimiento sobre el terreno de todas las personas vacunadas.
Además, incluso si uno se expone al virus varias semanas después de recibir las dosis requeridas, es posible volver a infectarse, pero sí que tendrían menos cantidad de virus y consecuentemente enferman menos que aquellos que no se han infectado naturalmente o vacunado.
Nacionalismo sanitario
Una de las razones por la que se está dando, y se seguirá dando en el futuro, este mercadeo de vacunas tiene su origen en los países más avanzados. Presionados por su opinión pública ante las consecuencias catastróficas que está teniendo para sus economías el desarrollo de la pandemia, en muchos lugares está surgiendo un nacionalismo sanitario que profundiza aún más la dificultad de realizar una lucha eficaz nivel global. Estos países están adquiriendo muchas más dosis de las que necesitan como es el caso de Gran Bretaña: solo a la farmacéutica AstraZeneca le han adquirido más de 300 millones de dosis, casi para vacunar cinco veces a todos sus habitantes. Posiblemente esta sea una de las primeras consecuencias del tan temido Brexit.
Grandes inversiones que hacen en investigación
O al menos en esto se apoyan las farmacéuticas para definir su postura en la situación actual, una posición bastante debatible en este caso, ya que ha sido inmensa la inversión de recursos públicos y filantrópicos para el desarrollo en tan poco tiempo de vacunas eficaces para inmunizar a la población.
El caso Chino y ruso
Según los expertos, nadie puede aventurar algo sobre las vacunas producidas en estos dos países. Con gobiernos autoritarios y sin la debida trasparencia sobre medidas sanitarias, las vacunas fabricadas en estos países son una autentica incógnita. Sin embargo, otros expertos están recomendando a las autoridades europeas que no pongan todos los huevos en el mismo cesto: hay otros muchos países que están utilizando estas vacunas y no se ven consecuencias adversas en las personas vacunadas. También serviría para mandar un mensaje a los laboratorios de AstraZeneca, Moderna o Pfizer. No podemos olvidar que Pfizer o Moderna se han ido a Israel a vender vacunas porque paga más y antes.
Por el momento, la UE descarta esta compra ya que tiene comprometidas 2.300 millones de dosis con Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Johnson and Johnson, GSK/Sanofi y CureVac.
No hacerlo si que supondría una grave violación del contrato firmado con todas ellas.
Así está la situación. Al igual que con el tráfico de estupefacientes, la fabricación y venta de vacunas se asemeja en muchos puntos, especialmente en cuanto a salud pública – donde miles de personas van a morir por no tener acceso a las vacunas-, por no hablar de los enormes beneficios que proporcionan ambas actividades, cifras que mucho nos tememos superaran con creces las más optimistas previsiones.
Cabe una última reflexión, ¿no sería mejor facilitar la comercialización de ese antiviral de Pharma Mar, un antiviral español que reduce el 99% la carga viral del covid-19 y que la revista científica ‘Science’ ha confirmado su «potente» efectividad?
Evidentemente, el negocio sería diferente.