Las cuerdas del sentimiento

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Ry Cooder es de los pocos músicos que ha conseguido grabaciones que consiguen revivir el sueño de la música como un lenguaje universal. Durante toda su carrera musical ha tratado de buscar una visión panorámica de su pasión creativa, ya sea explorando los rincones más oscuros de la América profunda como en los países más remotos de cualquier continente.

Desde mediados de los años sesenta Ry Cooder ha desarrollado la técnica del slide (dedal de metal o cristal que se desliza sobre las cuerdas). Esta técnica heredara del blues ha sido un sonido inconfundible en las diversas colaboraciones que ha realizado en álbumes de artistas como Neil Young, Eric Clapton, Dolly Parton, Van Morinson o los propios Rolling Stones. Se llego a rumorear que Cooder era miembro del grupo algo que él siempre descarto con humor:”mis pies son demasiado grades y soy bastante alto, no encajaría con ellos”.

Son muchos los ejemplos para definir a Ray Cooder como un experto en musicología viva. Su colaboración con V. M. Bhatt en el disco A meeting by the river (elegido por los Grammy en 1994 como mejor disco de word music) demuestra la autenticidad de un músico que no se limita a repetir siempre el mismo repertorio. En 1993 consiguió demostrar la teoría que explica el blues como una evolución de la música africana. De la mano de Ali Farka Toure, un músico-labrador de Mali, crearon una verdadera obra de arte que lleva por título Talking Timbuktu, un compendio de doce temas que oscilan entre Tombuctú y Misisipí, con ráfagas flamencas, aires misteriosos o música del pacifico.

El sonido desolado, seco y profundo de París, Texas creó escuela, especialmente en el modo lacónico de respaldar con el sonido de su guitarra las imágenes. Siempre ha sido un maestro para ilustrar con sonidos parajes desérticos, películas que trascurren en la América más profunda, películas desgarradoras y llenas de sentimientos primordiales.  

Aparte de la guitarra, Ray Cooder ha utilizado otros instrumentos como mandolinas o salterios, cada cual más raro y excéntrico. También se ha acercado a tribus del Asia meridional como los Hoon-Hoortoo, nómadas de una república ex soviética entre Mongolia y Siberia. Sobre ellos comentaba que “cantan igual que hace mil años y tienen unas creencias, una forma de vida, un aspecto muy similar a las tribus del pueblo Apache”.

Lo bueno de este músico es que, aparte de enseñarnos a escuchar otro tipo de sonidos a los habituales, él mismo ha tomado toda su carrera musical como un continuo aprendizaje. Posiblemente nunca será un músico muy conocido ni venderá como otros músicos, pero eso no va a limitar su creatividad. Siempre ha tomado caminos que otros nunca se hubieran atrevido a tomar. En su esencia no está presente la conformidad con un único sonido.

En el fondo, siempre ha sido un soñador de mundos inimaginables pero muy reales en este planeta. Por mucho que la industria musical intente vendernos el ultimo sonido de moda, siempre quedaran músicos como Ray Cooder, que nos susurren al oído con notas que nos lleven a un momento de reflexión para que podamos moldear una vida lo más enriquecedora posible, -dadas las circunstancias-.

Ángel Fernández